Herrera es un municipio de la provincia de Sevilla que cuenta con unos 6500 habitanters.
Herrera sólo puede considerarse con población estable a partir de la conquista de Granada en 1492. Herrera surgió como cortijo entre el 1511 y el 1514; un ejemplo de ello se puede observar en los cortijos de Las Carrizosas, donde se aprecia cómo unos edificios se adosan a otros llegando a formar una especie de calle.
Durante muchos años, la Dehesa del Cortijo de Herrera permaneció dedicada exclusivamente al uso del ganado. Hasta el año 1610, fecha que coincide con la definitiva expulsión de los musulmanes del reino de Granada, los documentos referentes a este municipio son muy escasos, aumentando éstos, especialmente entre los años 1610 y 1630. En todos los documentos de estas fechas, Herrera siempre es nombrado como el Cortijo o Partido de Herrera, hasta que en el año 1631 aparece como la Puebla de Herrera.
La fundación de Herrera como pueblo se produce en 1631 como consecuencia de la intención del Consejo de Estepa de obtener dinero para cubrir los socorros que pedía el rey Felipe IV para el sostenimiento de las guerras. Todo ello hizo que en Herrera se llevara a cabo una repoblación con vecinos de Estepa y algunas familias oriundas del Reino de Portugal, el Reino de León y Galicia, que son los que dan lugar a que se forme la calle de los Labradores.
Según diversos documentos, se observa que a partir de 1634 algunos vecinos de los pueblos de alrededor se trasladaron a Herrera. Posteriormente, entre los años 1700 y 1750, se produjo una fuerte oleada de inmigración de vecinos de Marinaleda.
Hoy en día, Herrera es una encantadora localidad de la Sierra Sur, a las faldas de Estepa y bañada por el río Genil. Aquí encontrarás una de las villas romanas mejor conservadas de la provincia, conocidas como el conjunto termal de Herrera. Esta zona arqueológica corresponde solo a uno de los numerosos yacimientos encontrados en su término municipal. Ya que por estas tierras pasaron todas las civilizaciones de nuestra historia.
En la actualidad, Herrera sigue siendo un pueblo agrícola, de gente amable que conserva sus tradiciones, como los rostrillos en Semana Santa. Representaciones bíblicas de la mano de los vecinos, mientras acompañan a las procesiones.
Foto: Diputación de Sevilla