José María Bueno Monreal, nacido en Zaragoza, fue cardenal arzobispo de Sevilla durante 25 años: desde 1957 a 1982.
Tras estar como arzobispo coadjutor durante 3 años (de 1954 a 1957), accedió a la titularidad del Arzobispado con la muerte del Cardenal Segura, lo supuso un soplo de aire fresco para las cofradías de Sevilla.